La del Terreno. Julia Casado.Hay extraños casos que dan sentido sin pretenderlo a un proyecto que cuenta con la literatura, el arte, el vino, las buenas personas y todo lo mejor de lo que una imaginación creativa sea capaz de inventar. Estamos en El Terreno del vino y este es uno de esos fenómenos. Algo que quizá ya esté escrito, pintado, representado e incluso catado, pero esto, ese algo, y, en este caso, representa más de la mitad de ese mundo en el que creemos. Es divertido esto de escribir sin tener la necesidad de hacerlo. Llevar a la práctica este lema aparentemente no resulta fácil. Vivimos en el mundo de la imagen y el dinero por encima de todo, aunque al final todo sea cuestión de tiempo y prioridades.
Logotipo de La del Terreno. Proyecto personal y alternativo de Julia Casado.
Estoy seguro de que Julia tiene claro a día de hoy cuales son las suyas. Mantener viva la llama del primer fuego. Ese fuego primigenio. Sacar La del Terremo 2015 (DOP Jumilla) y conseguir que se pregunte pronto por la siguiente añada ya es un logro. El hecho de que sigas pisando firme la tierra que tocan tus pies es un añadido de algo más que valor. Pero que siendo honesto sigas con la misma idea de calma, de trabajar por lo que crees, de tener el valor de cambiar de DO -de Jumilla a Bullas- por creencia y fidelidad a tu propio yo. Hacerlo por fidelidad a tu proyecto , a tantas pequeñas apuestas por tí,…. eso es ya no es un capricho, eso es un verdadero triunfo. Para dar fe de eso estamos gente que comparte sintonía diligente y de vino y raiz.
Mantener viva la llama del primer fuego, ese fuego primigenio, en ella La del Terremo 2015 (DOP Jumilla) y conseguir que se pregunte pronto por la siguiente añada ya es un logro. El hecho de que sigas pisando firme la tierra que tocan tus pies es un añadido de algo más que valor.
Para quien escribe, en la mayoría de los casos todo es cuestión de que tu editorial no se preocupe por tí hasta tal punto en que no mida el tiempo que tienes que tardar en entregarle tu próximo libro. Y así, por añadidura, tú no tengas la presión te tener que hacerlo. La realidad es tan real que nos invita a cambiarla. Cambios de realidad como el que propone Julia son esos que se echan de menos en este mundo de ruido, de profetas, de amigos de la imagen vacía. Julia Casado y La del Terreno ya es uno, o dos, un nombre y un apellido.
La del Terreno sería esa cosa buena con que todos contamos en nuestras vidas, sicera, franca y honesta. Sencilla. No es fácil hacer lo que hacen ellas, tampoco lo es lo que hace ella, ni mucho menos. Dos caldos en dos años. Dos cosas diferentes, dos estilos nuevos de tratar a esta monastrell, la nuestra.
La Tierra y La Uva, La del Terreno, dos conceptos inseparables. Igual que la tierra de la raíz, que la raíz del tronco, que el tronco de las ramas, que las ramas de las hojas, las hojas de las flores y las flores de la uva. Igual que la uva del vino. Llama poderosamente a los sentidos el hecho de convertir una frase que evoca épocas fáciles de la uva de Murcia, la Monastrell. Fácil porque hubo un tiempo en el que hacer la vendimia y vender la uva era fácil y rentable (para unos más que para otros, pero rentable).
La del Terreno 2016. Monastrell de Bullas.
La del Terreno sería esa cosa buena con que todos contamos en nuestras vidas, sicera, franca y honesta. Sencilla. No es fácil hacer lo que hacen ellas, tampoco lo es lo que hace ella, ni mucho menos. Dos caldos en dos años. Dos cosas diferentes, dos estilos nuevos de tratar a esta monastrell, la nuestra. Una forma chateau de mimar nuestra joya. Supone todo un mundo absorber La del Terreno. El gusto por lo natural dando paso a otra experiencia, la de cerrar los ojos y dejarse sorprender. Esa es mi propuesta de cata a ciegas en esta ocasión.
La del Terreno sería esa cosa buena con que todos contamos en nuestras vidas, sicera, franca y honesta. Sencilla.
Dejar tu mundo por unos momentos en la imagen de la ceguera, imaginar regueros de caldo rojo bajando serpenteantes por la roca, por la cascada de nuestras gargantas, bajando tibio, sobrio, elegante. Y después volver de la ceguera, abrir los ojos, mirar hacia arriba, dar las gracias y volver a cerrarlos, respirar de nuevo profundo,…….y después otro trago más,….despacio,….y otro,……. Y descubrir que, después de todo y a pesar de mucho, esto se ha inventado para que otros inventen nuevas formas de ver la vida, nuevas formas de dar las gracias y sonreir por poder hacerlo. Esta cosa llamada vino ayuda,….Julia colabora en cada momento que dedica a La del Terreno en que nuestras vidas (y no es una falsa pretensión) sean a cada trago un poco más amables. Julia, La del Terreno y los mejores estados de ánimo.
Toca hablar de la uva hoy. De la uva. La uva. ¿Por dónde empiezo? ¡Me estoy agobiando!
Tengo claro, eso si, que lo que escriba lo voy a centrar. Prentendo así quizá dotarlo de algo parecido a la simetría. Será como un dibujo escrito, me dije yo, equivocado seguro.
Ese día yo buscaba algo para rellenar el vacío que en cierto modo me estaba produciendo la obligación de escribir. En realidad nunca fue tanta la obligación y sí mío el miedo a dejar de publicar justo en el momento en que me recomendaban. Si no sigues un patrón estás acabado en esto antes de empezar. Entonces pensé en la cobardía del ser humano y decidí plagiar. Y una vez puesto, me dije: “Puestos a plagiar, Jose,……Vamos a hacerlo con un grande de verdad. Ahí no tuve dudas aquella noche. Iba a plagiar a Eduardo Galeano (que la tierra le sea leve).
Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela.
Antes de morir le reveló un secreto: La uva -le susurró- está hecha de vino.
Marcela Perez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino,
quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos,…….
Y una vez puesto, me dije: “Puestos a plagiar, Jose,……Vamos a hacerlo con un grande de verdad. Ahí no tuve dudas aquella noche. Iba a plagiar a Eduardo Galeano
“El Libro de los Abrazos”.
…, y también escribió cosas bonitas como: “Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. Un montón de gente, un mar de fueguitos. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende,…”
Con lo cual desde ese día pienso que de aquí a no muchos años quiero ser como Eduardo. Cada vez que leo la palabra fueguito,……