En los momentos en que me asalta la nostalagia siempre tiendo a buscar la raíz de ese estado repentino de conciencia de la historia personal, por expresarlo de alguna forma. Busco y a veces encuentro rápido ese porqué. En ocasiones es agradable encontrar la respuesta, otras veces resulta doloroso y en gran número esas respuestas son más bien difusas. En ese caso, y para que sirva de luz que aclare este concepto quiero escribir mi nostalgia más reciente. La nostalgia de un empecinamiento la podríamos llamar. Los ancestros. Las raíces. Las ausencias de porqués. El tiempo y su valor. La energía y la importancia de aprovecharla para resolver otros asuntos que nos sean esos que casi siempre suelen terminar en un conflicto.
Busco y a veces encuentro rápido ese porqué. En ocasiones es agradable encontrar la respuesta, otras veces resulta doloroso y en gran número esas respuestas son más bien difusas.
¡Tiene que ser así! ¡Tiene que ser así! Esa era la forma de contestar de mi abuelo cuando mis preguntas eran impertinentes para él. Curiosidades como la diferencia entre sujetar la carga del mulo de aquella forma y otra nueva posible. O alguna otra del tipo de: ¿Por qué con este lazo y no con otro para sujetar lo que llamamos en mi tierra las “samugues”?. Preguntas estúpidas para él. Respuestas simples, las más simples. La contestación de la confianza en lo que siempre han hecho los ancestros, los anteriores. Lo contrario, según él, era una falta de respeto a muchas vidas de trabajo. Surge la idea de Raíz y Vino después de leer un artículo sobre vino viejo, sobre vino y ánfora. Mi imaginación viaja a través de la imagen. Cada vez es más recurrente la unión entre barro, tierra, raíz, persona, trabajador. Reduzco y me quedan tres conceptos. Tierra, Raíz y Persona.
La contestación de la confianza en lo que siempre han hecho los ancestros, los anteriores. Lo contrario, según él, era una falta de respeto a muchas vidas de trabajo.
Saco a funcionar mi ya casi vieja creencia sobre el abuso de ciertos términos en este mundo del vino y la sala y directamente descarto terruño, terroir, demasiado usados, demasiado mal usados en la mayoría de las ocasiones. Así que me quedo con Raíces, con todo tiene que ver con la Tierra, y con Personas. Ahí es donde nace: Raíces y Personas. Sólo me queda contaros qué es lo que tiene que ver la costumbre de mi abuelo de contestar: Tiene que ser así. Solo tiene sentido para mí a través de un vino que ya forma parte de vino y raíz: Anphorae. Por todo lo que tiene de pasión, de diferente, de querer volver a la raíz, a ese sabor a vino viejo. Un vino del que en demasiadas ocasiones se despotrica. Un sabor a vino, un homenaje a los ancestros, una forma de cuidar ese sabor y sacarlo al mercado con todas sus consecuencias. Un vino valiente. Un vino, parte de este nuevo proyecto que a partir de este momento conoceréis como Vino y Persona, y del que os iremos dando cumplida información aquí en Vino y Raíz.