Vinos BIO de Pedro Olivares. Un viaje largo, pero tranquilo, sosegado. Un viaje a unas montañas muy propias, muy nuestras. Un guía de excepción, Raimundo Lara.
Y un viajero interminable, un apasionado de sus mundos, un loco por la naturaleza que no cesa en el intento de innovar, así es este enólogo de raíces andaluzas y corazón cosmopolita. Pedro Olivares.
No es su talento, ni su sabiduría sobre este mundo tan loco, y a la vez tan sosegado del vino, no es su saber hacer alborotado, ni su labia infinita que encandila, no es su cambio de traje a cada instante, es su creación la que habla. Sus vinos hablan y nos cuentan historias inéditas, los que llegan de otras tierras, e incluso los que cruzan el océano para probar sus vinos, siempre susurran que son magníficos, que nunca han visto nada igual.
Vinos BIO de Pedro Olivares. Un viaje largo, pero tranquilo, sosegado. Un viaje a unas montañas muy propias, muy nuestras. Un guía de excepción, Raimundo Lara.
Un viajero interminable, un apasionado de sus mundos, un loco por la naturaleza que no cesa en el intento de innovar, así es este enólogo de raíces andaluzas y corazón cosmopolita. Creador y alma del proyecto Vinos Bio de Pedro Olivares.
A Pedro no le motivan los premios ni aclamaciones públicas, sólo saber que quién tiene el placer de saborear su sello, entiende que detrás hay un duelo indescriptible entre la tierra y el hombre. A veces se acierta y otras se ha de esperar que la viña tenga su recorrido, y luego que la mano hacedora del enólogo, lo consagre con su lógica. Así se hace un buen vino.
Pedro interactúa con sus plantas, las acaricia, las mima porque cree más que nadie que está ante un ser vivo, porque cuando le ves paseando entre sus viñedos, te das cuenta de que su vida es precisamente esa. CREAR.