Una revista y un don. Revista DMODA, El Don de Eva. Hay mil razones para iniciar la aventura de escribir en esta revista sobre un tema que a mí particularmente me ha dado la mayor cantidad de alegrías. Esto sería una forma de explicar el objeto de crear esta sección en DMODA.

Vino y Raíz y yo, que venimos a ser la misma cosa, en este caso pretendemos dotar de importancia al hecho de festejar la vida.

Como diría Napoleón hablando del Champagne: “En la victoria lo mereces, en la derrota lo necesitas”.

En Revista DMODA, El Don de Eva Prentendo hablaros de vino y vinos, de lo más nuevo, lo más natural, lo más colorido y sabroso que nos ofrezcan las vides de este ancho mundo. Pero sobre todo de sensaciones. El vino es en sí mismo un motivo de alegría. Con el vino hay siempre algo que hacer.

Pues con esta sección pretendo compartir una peculiar forma de entender y siempre disfrutar de un elemento en constante evolución como es el vino. Todos los días nace algo nuevo a lo que darle una oportunidad, un vino nuevo para una nueva celebración, para un momento.

Prentendo hablaros de vino y vinos, de lo más nuevo, lo más natural, lo más colorido y sabroso que nos ofrezcan las vides de este ancho mundo, pero sobre todo, de sensaciones.

Y es que hay opciones del vino que quedan reservadas para solo unos pocos. Existen posibilidades, encuentros, momentos, espectáculos y teatros, óperas y nacimientos. Para cada una de estas opciones se muestra un principio, y un recorrido. Siempre hay una senda, un trayecto. Siempre hay una llegada, un fin, un destino.

Todo empieza de forma similar si analizamos cualquiera de los principios. Sí, cualquiera, el primero que nos venga a la mente. Seguro que encontramos algo parecido a cualquier otro de esos inicios.

¿Y los retos? Los retos son retos porque en su misma definición está la búsqueda y en ella está la opción, el camino, el destino, la llegada o el fin.

Empecemos a andar en ese caso. Necesitamos un punto de partida. Nos vamos a buscar el primero. Busquemos desde la normalidad que nos da ser iguales, por ejemplo.

Vino e igualdad. Esto ya va a ser una base, un instrumento. Esto es lo que queremos que sea el reto en sí mismo. Cierto es también que no queremos hablar solo de vino, ni de caminos, ni de llegadas. Desde esta plataforma vamos a dejarnos llevar por personas, por seres en paz, por placeres, paladares, aromas y armas. Guiarnos poe esos elementos que nos ayuden a andar hacia un mundo perdido. Un espacio  de formas, de vino, de pasión.

Y mira que es sencillo todo una vez que lo planteas de forma simple o lo conseguimos elevar a una expresión algo menos que la del ansia.

Es tan fácil como descorchar lentamente una botella, disfrutar del sonido del sacacorchos introduciéndose en el cuello de la botella, del “pop” de la extracción, del olor y el sonido del líquido sobre la copa, y del tacto del recorrido por garganta.

Es el momento que nos propone Julia Casado a base de pequeños casos que dan sentido sin pretenderlo a nuestra pasión, a la moda, a la literatura, al arte, al vino, a las buenas personas y a todo lo que una imaginación creativa sea capaz de parir.

Así de esta forma  aprendemos a sorprendernos con una cosita tan pequeña y potente como La Ninja de Julia, La Ninja de las Uvas. Un vino nuevo y joven, suspicaz y pícaro, divertido. Un líquido extraído de uvas de variedad Garnacha ni más ni menos que de Bullas.

Y así os propongo hoy el reto de la búsqueda de las posibilidades que elementos como mujer, cultura, riesgo, espectáculo y teatro sean el camino en el llano y los escalones en la cuesta que nos acerquen a la meta de la sencillez y la elegancia que nos da la virtud de ser “buena gente”.